jueves, 17 de septiembre de 2009

Le petite mort

Without you, I cannot live,
forgive the yearning burning
I believe in love too real to feel,
take me now, take me now, take me now….

Because the night belongs to lovers
Because the night belongs to lust
Because the night belongs to lovers
Because the night belongs to us.

(10,000 maniacs)


Nuestra carne arde bajo las sábanas, recorrerte siempre será mi más afanada travesía. Y soy viajera que avanza incendiando en tus territorios, bebiéndome tus océanos. Desnuda y a ciegas, como Von Humboldt por tu geografía. Gobernada por el ímpetu explorador que estalla con los segundos que se rozan entre sí, que se acarician. Voy superando en tu lienzo al Rodin más erótico, rebasándole al ritmo de nuestra complicidad incesante. Voy reescribiendo la historia de tu cuerpo con mis labios. Tu sexualidad resbala por mi cuerpo y a través de él. Catarsis florecida en vigorosos impulsos, constantes e imperpetuables. Avanzo y observo. Recurrente. Miles de caricias habrán de renovarse y sucumbir ante otras que le darán paso a nuevas caricias que se repetirán una vez más infinitamente, pero siempre audaces hábilmente eludiendo el abuso de la caricia, correctas con el deseo, esperando la justicia carnal, la única justicia. Caricias entregadas a su búsqueda, pacientemente armadas de fogosidad. Siguiéndote en cada movimiento, en cada gesto, en cada gemido, para no perderse antes de encontrarle. En tus formas que se contraen estrepitosamente, en tu voz que se extingue en un clamor descompuesto, en la fruición exacerbada. No hay morada para otro beso ni otra caricia. El volcán que fuimos esparce su lava, recorre cada kilómetro de nuestras huestes: Bienvenida la pequeña muerte.

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