viernes, 18 de septiembre de 2009

En un día perfecto

No te recuestas a mi lado

Flotas entre sábanas impersonales para impregnarlas de ti. Hacerlas tuyas.

Te enredas con todas tus largas piernas alrededor de mi cuerpo,

Jornada de pieles conquistadas por lo desconocido…

Silencio, dices tú.


En un día perfecto se borran los minutos,

La calma tensa nuestras manos recorriéndonos una y otra vez,

Tus ojos bailan al compás de mis miradas. Nerviosos, taciturnos, renuentes.

Tus labios me aprisionan, te rompo y me rompes…

Amor, digo yo.


Amor, digo yo, que en un día perfecto sobran las palabras.

Nada, dices tú, y todo se torna insignificante,

Pues en un día perfecto sobra el día de ayer y el sucesor a éste.

Sobran tus manos en otras manos y mis labios en otros labios.

Sobran tus motivos, sobra mi deseo. Todo sobra y sobra y sobra…



En un día perfecto

Amor, digo yo,

Nada, dices tú,

Y concurrimos en que todo esta de más,

Todo sobra:
salvo tú y yo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario