jueves, 18 de febrero de 2010

Femme Fatale

Resultan innecesarios los adornos,
Nimios contendientes versus su tez,
Cual seda grasienta
O casimir arenoso
Rondando ese cuerpo
Silueta imperfectamente bella
Surcada a suspiros ajenos
En todos sus ápices
Por la cadencia rotunda
De la forma que toma la belleza en su imperfección.

No es necesaria la estela de estrellas
Pálida cercenante,
Opaca entre sus piernas,
Senil en su boca
Precisamente elegida
De entre toda su forma
Para sorber el ocaso
Expulsando después un calor
Que transforma todo cuerpo en objeto incandescente.

Es suficiente el sudor en cascada frente abajo
Fusionando sus entrañas con nuestra carne,
Destrozando el verbo amar
En partículas diminutas
Capaces de ensañarse por los poros de la piel.

Es de sobra suficiente el rumor de su saliva
Secuestrado por la almohada,
Objeto inanimado rendido a tu rostro,
Y la sobrada manera de embarrar sus cabellos
Cuesta abajo en nuestros cuerpos
Obligadamente ciegos a tan femenina fatalidad.

viernes, 12 de febrero de 2010

Otra noche

No hay más alcohol,
Ojos turbios
De rabia mercantilizada.
Ojos no hay, no hay ojos.
Hay noche
Y siluetas.
Y todo lo que falta

Hay odios
Insomnio
Celos.

Una cama nublada espera,
Nos nublamos en ella.
No hay cama.

Sólo angustia allanadora de moradas.
Y unas ganas imposibles.

domingo, 7 de febrero de 2010

Aquella Poeta...

Se resiste a escribir directamente al ordenador
pues le causa una náusea de esterilidad.
No puede mirar precisamente a los ojos
porque le ocasiona un estupor infranqueable.
Evita llamar a las cosas por su nombre
ya que le produce una tristeza perpetua.
Le da pereza el amor
y le teme a la muerte
pero ansía morirse enfundada en el uniforme de un ejército revolucionario.