Más allá de la vida los sueños son el continuo motor de las palabras. La realidad se expande y contrae en ellos. Ahí reside el momento exacto para derribar los muros de la verdad y confrontar el ritmo de la mentira. Allí encuentra su definición la belleza y los temores se reproducen desproporcionados, pues el sueño es desinhibidor nato.
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